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martes, 29 de abril de 2014

Richard E. Byrd (Biografia)

(Winchester, 1888 - Boston, 1957) Marino, aviador y explorador norteamericano. Pionero de la aviación, dirigió expediciones aéreas y terrestres a la Antártida. Sobrevoló el Polo Norte y el Polo Sur, y realizó un vuelo transatlántico de 42 horas entre Nueva York y Francia.
Miembro de una rica familia de colonos cuya presencia en el país americano se remontaba a finales del siglo XVII, cuando tan sólo contaba con 12 años de edad se escapó de su casa impulsado por un innato deseo de aventuras, con el pretexto de visitar a un amigo que vivía en las islas Filipinas. A su regreso, Byrd escribió un relato que asombró a todo el mundo por su gran madurez, en el que contaba las peripecias sucedidas en la casi vuelta al mundo que hizo.
Richard E. Byrd

Deseoso de seguir la carrera de marino, en el año 1912 ingresó en la Academia Naval de los Estados Unidos. Dos años después de su ingreso salvó heroicamente a un hombre en peligro de ser devorado por los tiburones en el mar del Caribe, acción que le supuso su primera condecoración. Aquejado de una frágil salud, Byrd fue destinado a puestos burocráticos que no le agradaban en absoluto, por lo que aprovechó una lesión en un pie para pedir la baja militar.
La entrada de los Estados Unidos de América en la Primera Guerra Mundial hizo volver a Byrd al ejército. Se alistó en la sección de la aviación de la marina, donde vio mayores posibilidades para dar rienda suelta a su espíritu inquieto. Además, previó la extraordinaria importancia de la aviación a todos los niveles, tanto militares como comerciales. En el año 1918, Byrd fue nombrado aviador naval; más tarde, oficial de una base de hidroaviones, para acabar desempeñando, en 1919, la jefatura de las Fuerzas Aéreas estadounidenses en Canadá.
Ese mismo año, Byrd fracasó en su primer intento por sobrevolar el océano Atlántico de oeste a este. En 1925 fue nombrado jefe de la sección de aviación de la expedición a Groenlandia que dirigía el también estadounidense Donald Baxter MacMillan. Byrd pudo experimentar por primera vez la eficacia de los aviones en la empresa polar, cuando sobrevoló la isla de Ellesmere partiendo de Groenlandia. El éxito del vuelo lo animó en la idea de alcanzar el Polo Norte.
El 9 de mayo de 1926, Byrd se elevó desde la base de Spitzberg, en la bahía del Rey, a bordo de su monoplano Fokker bautizado con el nombre de "Josefina Ford", en compañía de su copiloto Floyd Bennet. Cubrió con éxito la misión en tan sólo 15 horas y 30 minutos, tras recorrer 1.600 km. Por semejante hazaña, Byrd fue condecorado con la Medalla de Honor del Congreso de los Estados Unidos de América. Al año siguiente, Byrd logró por fin cruzar el Atlántico, junto con tres compañeros más, transportando el primer correo transatlántico de Nueva York.

A partir de 1930, Byrd dio comienzo a una larga serie de expediciones a la Antártida, en total seis, que fueron las que verdaderamente le reportaron la fama y aureola de gran explorador y descubridor. En su primera expedición, llevada a cabo entre los años 1928 a 1930 y preparada minuciosamente, Byrd instaló el campamento principal, al que llamó "Little America", en la punta norte de la isla de Roosevelt, en la bahía de Whales (bahía de las ballenas). El campamento contaba con laboratorios, almacenes, talleres, estación de radio y hospital.
Encargado de cartografiar 388.300 km2 de tierras inhóspitas, en 1929 partió con su avión, acompañado de tres componentes más de la expedición, con intención de dar la vuelta completa al Polo Sur, hazaña que se logró con total éxito. La expedición también hizo descubrimientos geográficos interesantes, tales como la Mary Bird Land, la cordillera Edsel Ford, las montañas de Rockefeller y de Charles Boho, y la exploración completa de la tierra de Eduardo VII. En 1930, fue ascendido al grado de comandante a pesar de encontrarse retirado de la marina.
Su segunda expedición, realizada entre los años 1933 y 1935, fue todavía más espectacular. Aunque regresó a la Antártida acompañado de un nutrido grupo científico, Byrd permaneció completamente aislado en una cabaña, a 200 km del campamento "Little America", con el propósito de llevar a cabo una serie de investigaciones meteorológicas y aurorales. Durante los cerca de seis meses que Byrd permaneció aislado, tan sólo se comunicó con el resto de su equipo por medio de una simple radio. El resultado de la expedición científica no pudo ser más fructífera y asombrosa: además de los estudios de Byrd, el resto de la expedición inspeccionó un vasto territorio de 1.165.000 kilómetros cuadrados y acometió investigaciones científicas de muy diversa índole.
Entre 1935 y 1939, Byrd repitió sus expediciones, sobrevoló ambos polos y construyó mapas y planos exactos de las regiones por las que pasaba. De este modo, Byrd contribuyó al total esclarecimiento y conocimiento de las dos zonas más desconocidas que aún quedaban en el mundo. En el transcurso de su tercera expedición a la Antártida, realizó cuatro vuelos de exploración y numerosos descubrimientos.
La cuarta expedición a la Antártida, entre 1946-1947, fue, sin duda alguna, la más ambiciosa. Byrd dispuso de toda la ayuda posible para la ocasión: 13 barcos, varias escuadras de aviones, 4.000 hombres y 300 investigadores que abarcaban casi todas las disciplinas científicas. El objetivo prioritario de la misión siguió siendo de carácter científico, aunque también había uno secundario muy importante para la Administración estadounidense: la localización de yacimientos minerales bajo el hielo, especialmente de uranio, necesarios para la elaboración de armas nucleares. La misión acabó en abril de 1947 y se cartografiaron unos 325.000 km2 (1/3 de estos territorios era incluido por primera vez en los mapas). Byrd sobrevoló por segunda vez el Polo Sur de extremo a extremo.
En 1955, Byrd fue designado jefe del programa antártico organizado por los Estados Unidos de América, conocido con el nombre de Operación Deep-Freeze, con motivo de la celebración del Año Internacional Geofísico (1957). Pero, después de sobrevolar por tercera vez el Polo Sur, Byrd tuvo que abandonar el proyecto de su sexta expedición a la Antártida al caer gravemente enfermo. En 1957 murió en Boston a la edad de 69 años. Tanto su vida como sus aventuras y descubrimientos fueron plasmados por el propio Byrd en las obras Hacia el cielo (1928),Little America (1930), Descubrimiento (1935),Explorando con Byrd (1938), y, por último, Solo (1938).

Teoria de la tierra hueca por almirante Richard Byrd

lunes, 28 de abril de 2014

ENTRADAS A LA TIERRA HUECA (AGARTHA Y LAS CUEVAS DE CAPADOCIA)








Desde los comienzos de la Geología moderna, hemos creído que la tierra es una esfera maciza compuesta por varias capas de materia sólida, líquida y gaseosa cuya temperatura es mayor a medida que nos acercamos al núcleo. Pero, ¿y si esto no fuera cierto? ¿Y si la tierra fuera hueca y existiera vida en el interior? La teoría de Agartha (Agharta, que en sánscrito significa Comunidad o Comarca Suprema) nos lo desvela y, por fantástica que parezca, hay indicios de que podría ser cierta.



ALEXANDRE SAINT-YVES D'ALVEYDRE


Alexandre Saint-Yves D'Alveydre
(1842-1909).
Este marqués francés del siglo XIX relata en su libro "Misión de la India en Europa" cómo en 1885 el príncipe de Afganistán Hardij Schripf le visitó acompañado de dos seres que decían ser enviados del Gobierno Universal Oculto de la presente Humanidad, quienes le revelaron la existencia de Agartha (Agharta) y su organización espiritual y política. D'Alveydre imprimió doscientas copias del libro, pero ante amenazas provenientes de la India, destruyó todas excepto una, que fue conservada por su hijo y fue posteriormente a parar en manos del médico ocultista Gérard Anaclet Vincent Encausse (Papus).

OTRAS POSIBLES ENTRADAS A AGARTHA (AGHARTA)


Además de las aberturas en los Polos, existen escritos que hablan de otras entradas a Agartha (Agharta) esparcidas en lugares estratégicos del mundo, estas son algunas de ellas: 

  • Bajo la Esfinge de Giza, en Egipto.
  • Cueva de los Tayos, Ecuador.
  • Selva del Amazonas.
  • Desierto de Gobi.
  • Tibet, Himalayas.
  • Tiahuanaco, Bolivia.
  • Cataratas del Iguazú, Argentina/Brasil.
  • Rama, Rajastán, India.



HABITANTES DE AGARTHA (AGHARTA)


Según la teoría de la Tierra hueca, varias razas inteligentes coexisten en Agartha (Agharta), distribuidas en varias ciudades que forman un conjunto conocido como la "Red de Agarha". El núcleo urbano más grande sería Shamballa. Estos son algunos de los habitantes del interior de la Tierra: 

  • Annu o Nefilim (Nephilim), descendientes de los Anunnaki en la Tierra.
  • Atlantes: cuando la civilización de la Atlántida quedó devastada por un gran diluvio, algunos de sus habitantes se refugiaron bajo la tierra y continúan allí. Lo mismo sucedió con la civilización de Lemuria.
  • Los Grises: extraterrestres cuya especie está en peligro de extinción y buscan su salvación en el ADN humano de la Tierra (el nuestro).
  • Existe la hipótesis de que los Mayas podrían haber migrado al interior de la Tierra, lo que explicaría su misteriosa y repentina desaparición de la superficie terrestre.

Los habitantes de la Red de Agartha (Agharta) contarían con tecnología mucho más avanzada que la nuestra, y estarían definitivamente relacionados con la actividad OVNI que se registra en nuestros cielos. Existen testimonios que afirman haber visto platillos salir del interior de la Tierra e introducirse en ella.


EL MISTERIO DE LAS CUEVAS DE CAPADOCIA
Parecemos chalaos sucialistos cuando mencionamos especies reptiloides que viven en las entrañas de la Tierra. Pero resulta que hay cientos de mitos y textos que hablan de cosas parecidas. Jan Lamprech sostiene que la lava no proviene de centro de la Tierra y que la Aurora Boreal podían ser partículas de radiación que vienen del centro de la Tierra, no del Sol. Las cuevas de Capadocia de más de 10 pisos son un misterio, así cómo se alumbraban. El Almirante Byrd reveló que entró a un nuevo mundo maravilloso dentro de la Tierra en una expedición al polo sur.


CUEVAS DE DERINKUYU EN CAPADOCIA: ¿CÓMO SE ALUMBRABAN?
¿Está el Dr Matrix tan loco cuando habla de las cuevas subterráneas de los reptiloides? No hasta ha salido en portada del Angeles Times en 1934 que encontraron una ciudad de lagartos en Los Ángeles. Se dice que vivían más de un millón de personas. Según Erik Von Daniken, estas cuevas serían de origen extraterrestre y tenían el fin de esconderse de posibles ataques de otros aliens que habían huido a la Tierra. Los abudcidos han repetido que los reptiloides viven debajo de Tierra desde hace miles de millones de años. Von Daniken sostiene que los seres humanos fuimos creados por aliens por ingeniería genética, tal y como sugieren textos sumerios y de todo el mundo y como apoyan estudios serios modernos de multimillonario Lloid Pye.

viernes, 25 de abril de 2014

LA VERDAD TEORÍA DE LA TIERRA HUECA .


A principios de 1970, la Administración del Servicio de Ciencia del Medio Ambiente (ESSA), perteneciente al Departamento de Comercio de los Estados Unidos, proporcionó a la prensa unas fotografías del PoloNorte tomadas por el satélite ESSA-7 el 23 de noviembre de 1968. Una de las fotografías mostraba el Polo Norte cubierto por la acostumbrada capa de nubes; la otra, que mostraba la misma zona sin nubes, revelaba un inmenso agujero donde hubiera debido estar el Polo. El ESSA estaba lejos de sospechar que sus fotos rutinarias de reconocimiento atmosférico iban a contribuir a despertar una de las controversias más sensacionales y célebres de la historia de los OVNIS.

En el número de junio de 1970 de la revista Flying Saucers, el editor y ufólogo Ray Palmer reprodujo las fotos del satélite ESSA-7 junto con un artículo en el que manifestaba que el agujero de la foto era real.

Durante mucho tiempo, Ray Palmer y otros ufólogos habían creído que la Tierra es hueca, y que los OVNIS provienen y retornan a una civilización de seres superiores que está oculta en su interior inexplorado. En 1970, gracias al apoyo de una fotografía en que aparecía el enorme agujero del Polo NortePalmer pudo por fin asegurar que la super-raza subterránea existía y probablemente se podía llegar hasta ella a través de los agujeros de los polos Norte y Sur.

En los números siguientes de Flying Saucers apoyó su teoría resucitando otra antigua controversia sobre la "Tierra hueca": la de las famosas expediciones del vicealmirante Richard E. Byrd a los polos Norte y Sur. El vicealmirante Richard E. Byrd, cuyas expediciones polares desataron la polémica sobre la teoría de la tierra hueca. 

El primer testigo
El vicealmirante Richard E. Byrd de la US Navy fue un distinguido aviador pionero y explorador polar que sobrevoló el Polo Norte el 9 de mayo de 1926 y dirigió numerosas expediciones a la Antártida, incluyendo un vuelo sobre el Polo Sur el 29 de noviembre de 1929. Entre 1946 y 1947, llevó a cabo la operación a gran escala llamada "High Jump" (Salto Alto), durante la cual descubrió y cartografió 1.390.000 km2 de territorio antártico.

Las famosas expediciones de Byrd entraron por vez primera en la controversia de la Tierra hueca cuando varios artículos y libros -especialmente Worlds beyond the Poles (Mundos más allá de los Polos), de Amadeo Giannini- pretendieron que Byrd había en realidad volado no por encima del Polo, sino hacia dentro de los grandes agujeros que llevan al interior de la Tierra. Ray Palmer, basándose principalmente en el libro de Giannini, introdujo esta teoría en el número de diciembre de 1959 de su revista y, a raíz de ello, mantuvo una voluminosa correspondencia al respecto.
Según Giannini y Palmer, el vicealmirante Byrd anunció en febrero de 1947, antes de un supuesto viaje de 2.750 km. a través del Polo Norte:
"Me gustaría ver la tierra más allá del Polo. Esa área más allá del Polo es el centro del Gran Enigma."
Giannini y Palmer decían también que, durante su supuesto vuelo sobre el Polo Norte en 1947, el vicealmirante Byrd comunicó por radio que veía debajo de él, no nieve, sino áreas de tierra con montañas, bosques, vegetación, lagos y ríos y, entre la maleza, un extraño animal que parecía un mamut. También, siempre según Giannini y Palmer, en enero de 1956, después de dirigir otra expedición a la Antártica, elvicealmirante Byrd había manifestado que su expedición había explorado 3.700 km. más allá del Polo Sur y, además, justo antes de su muerte, Byrd había dicho de la tierra más allá del Polo que era "un continente encantado en el cielo, tierra de misterio permanente". Esa tierra, según otras teorías, era la legendaria Ciudad del Arco Iris, cuna de una fabulosa civilización perdida.

Para Giannini y Palmer, los comentarios atribuidos al vicealmirante Byrd no hacían más que confirmar lo que ellos habían sospechado siempre: que la Tierra tiene una forma "extraña" en los Polos, algo parecido a un "donut", con una depresión que, o bien se hunde muchos kilómetros en las entrañas de la Tierra, o forma un agujero gigante que pasa a través del eje de la Tierra, de un polo a otro.

Dado que, por razones geográficas, es imposible volar 2.750 km. más allá del Polo Norte o 3.700 km. más allá del Polo Sur sin ver agua, es lógico pensar que el vicealmirante Byrd debe haber volado hacia dentro de las enormes cavidades convexas de los polos, dentro del Gran Enigma del interior de la Tierra y que, si hubiera seguido adelante, habría llegado a la base secreta de los OVNIS que pertenecen a la super-raza oculta, quizás la legendaria Ciudad del Arco Iris que Byrd habría visto reflejada en el cielo.

La posibilidad de que la Tierra sea hueca, de que se pueda entrar en ella a través de los polos Norte y Sur, y de que civilizaciones secretas florezcan en su interior, ha espoleado las imaginaciones desde tiempo inmemorial. Así, el héroe babilonio Gilgamesh visitó a su antepasado Utnapishtim en las entrañas de la Tierra; en la mitología griega, Orfeo trata de rescatar a Eurídice del infierno subterráneo; se decía que los faraones de Egipto se comunicaban con el mundo inferior, al cual accedían a través de túneles secretos ocultos en las pirámides; y los budistas creían (y creen todavía) que millones de personas viven en Agharta, un paraíso subterráneo gobernado por el rey del mundo.

El mundo científico no fue inmune a esta teoría

Leonard Euler, un genio matemático del siglo XVIII dedujo que la Tierra era hueca, que contenía un sol central y que estaba habitada; y el doctor Edmund Halley, descubridor del cometa Halley y astrónomo real de Inglaterra en el siglo XVIII también creía que la Tierra era hueca y albergaba en su interior tres plantas. Ninguna de estas teorías estaba sustentada científicamente, pero alternaban con varias obras de ficción sobre el mismo tema, las más importantes de las cuales eran Las Aventuras de Arthur Gordon Pym, de Edgar Allan Poe (1833), en la cual el héroe y su compañero tienen un terrorífico encuentro con seres del interior de la Tierra; y el Viaje al centro de la Tierra de Julio Verne (1864), en la cual un profesor aventurero, su sobrino y un guía penetran en el interior de la Tierra a través de un volcán extinguido en Islandia, y encuentran nuevos cielos, mares y reptiles gigantescos y prehistóricos que pululan en los bosques.

La creencia en una Tierra hueca estaba tan extendida que incluso Edgar Rice Burroughs, el célebre autor de Tarzán, se sintió obligado a escribir Tarzán en las entrañas de la Tierra (1929), en el que el famoso hijo de la selva va a Pellucidar, un mundo que se encuentra en la superficie interior de la Tierra y que está alumbrado por un sol central. La sombra más allá del tiempo (1936) de H.P. Lovecraft transportó el tema a la época actual describiendo una raza antigua y subterránea que dominó la Tierra hace 150 millones de años y que, desde entonces, en el refugio de la Tierra interior, ha inventado aviones y vehículos atómicos, y domina el viaje en el tiempo y la percepción extrasensorial.


Estas y otras obras de ficción mantuvieron vivo el interés por la posibilidad de que la Tierra fuera hueca y de que escondiera otras civilizaciones. Así, cuando se avistaron los primeros 0VNIS en Estados Unidos en 1947 y la "ufomanía" azotó el país primero y el mundo después, surgieron dos teorías para explicarlos. Los OVNIS debían ser o bien naves extraterrestres de alguna galaxia lejana, o pertenecían a seres avanzadísimos que habitaban en el interior de la Tierra. Estas teorías llevaron a recuperar las leyendas de las civilizaciones "perdidas" de la Atlántida y de Thule, en la creencia de que esta última se hallaba en el Ártico (no se debe confundir con Dundas, antes Thule, el enclave esquimal en Groenlandia, que es hoy una base aérea de los Estados Unidos y centro de comunicaciones). No obstante, se creía también que otra posible fuente de procedencia de los 0VNIS se hablaba en la Antártica.
Betty y Barney Hill, que durante su abducción fueron informados sobre la existencia de bases Ovni dentro de la tierra, los polos y en los fondos oceánicos.
Esta teoría surgió a raíz de la publicación del convincente libro de John G. Fuller, El viaje interrumpido (1966), en el que el autor relata la historia de Betty y Barney Hill, un matrimonio americano que, durante un tratamiento psiquiátrico debido a un inexplicable periodo de amnesia, recordó bajo hipnosis que habían sido raptados por extraterrestres, examinados en el interior de un platillo volador e informados de que los extraterrestres tenían bases en toda la Tierra, algunas en el fondo del mar y al menos una en la Antártica.

De este modo, cuando Ray Palmer publicó su controvertida teoría en 1970, los ufólogos y creyentes en la Tierra hueca quedaron a la expectativa. ¿Se trataba de las pruebas concluyentes?
Pero los argumentos que Palmer aducía se revelaron extremadamente endebles. Todas las investigaciones llevadas a cabo desde entonces no han logrado confirmar ninguna de las afirmaciones atribuidas porGiannini y Palmer al vicealmirante Byrd; ni siquiera se ha confirmado su vuelo sobre el Polo Norte en febrero de 1947 (lo cierto es que Byrd sobrevoló el Polo Sur en esa fecha, en el transcurso de la operación High Jump). Incluso suponiendo que Byrd hiciera dichos comentarios, es más lógico creer que "la tierra más allá del Polo" y el "Gran Enigma" son formas de aludir a las regiones aún inexploradas, más que a continentes escondidos en el interior de la Tierra, y que el "continente encantado en el cielo" era únicamente una descripción de un fenómeno corriente en las latitudes antárticas: una especie de espejismo que trae el reflejo de tierras lejanas.

A pesar de que se ha demostrado la inexactitud del pretendido viaje de Byrd al Polo Norte, hay algunas personas que afirman haber visto un noticiario sobre dicha expedición al Polo Norte, en el que se veían "sus montañas, árboles, ríos y un gran animal identificado como un mamut". Una mujer escribió a Ray Palmer acerca de este noticiario, asegurando que lo había visto en White Plains, New York, en 1929. Sin embargo, este documental no está registrado en ningún archivo. ¿Se trata quizá de una artimaña del Gobierno de los Estados Unidos? ¿O quizá esa película no existió nunca? Es curioso cómo algunas personas creen "recordar" de buena fe una película que con casi total certeza nunca ha existido -al parecer, muchos de nuestros primeros recuerdos son "inventados", y proceden de cosas que nos han contado luego o que hemos imaginado.

Según Byrd, y de acuerdo con su diario:

"Hemos sobrevolado en total unos 25.900 km2 de la Tierra más allá del Polo. Como era de esperar, aunque resulta decepcionante decirlo, no se observaba ninguna característica importante más allá del Polo. Sólo el inmenso desierto blanco que cubría el horizonte."
Asimismo, la leyenda sobre la Ciudad del Arco Iris puede derivar de una mala interpretación de las palabras de Byrd: podía haberse llamado la Avenida de los Arco Iris Helados. Al este y al Oeste se alzaban grandes montañas. Algunas no estaban cubiertas por el hielo; eran negras como el carbón o de un rojo ladrillo. Otras estaban cubiertas de hielo por completo. Estas parecían cataratas gigantescas. Allí donde el sol tocaba sus picos y laderas, la luz se reflejaba en toda una gama de colores. Había una mezcla de azules, púrpuras y verdes tal como pocas veces ha visto el hombre.

Ateniéndonos a las palabras de Byrd, podemos observar que no vio tierras verdes y frondosas ni mamuts más allá del Polo Sur; la cifra de 2.750 km. es errónea o exagerada; la Ciudad del Arco Iris no tiene otra realidad que lo que Byrd describió como Arco Iris Helados, un simple fenómeno atmosférico.

No obstante, ¿podría ser hueca la Tierra? De nuevo, la respuesta ha de ser negativa. Al contrario de lo que sucedía con los primeros teóricos de la Tierra hueca, las propiedades físicas y la estructura del interior de la Tierra pueden medirse hoy exactamente con sismógrafos y computadoras electrónicas. Lejos de ser hueca, la Tierra está compuesta de cuatro capas principales: la corteza, el manto, el núcleo y el nucléolo. La corteza de granito y roca basáltica tiene un grosor de 30 a 40 km. (mucho más delgada en las fosas oceánicas). Debajo de la corteza está el manto, que se extiende hacia abajo durante 2 900 km., y es sólida y compuesta de silicatos de magnesio, hierro, calcio y aluminio. Y debajo de esto está el núcleo, que se cree debe estar compuesto principalmente de hierro en estado de fusión.
Finalmente, a una profundidad de unos 5.090 km. está el nucléolo, que es posible que sea sólido como resultado de la congelación del hierro bajo la extraordinaria presión de unas 3.200.000 atmósferas. Aunque muchos detalles no son más que hipótesis en espera de que los avances de la ciencia nos permitan confirmarlas.